He escapado de varias cárceles a lo largo de mi corta vida. La mejor cárcel para vivir es el amor, aunque sea loco. Loco, loco.
Otras cárceles aprietan, agobian, y son incluso más interesantes. La cárcel del alma, gracias Platón por tu innata sabiduría.
Incomprender (se) puede ser desesperante, e incluso desafiante. Una vez que controlas tu cárcel, puedes entrar y salir a gusto de consumidor, ahí tiene para aprender Guantánamo.
Y ser preso que cuenta días y semanas. Y soñar con los árboles y la soledad. Ser y sólo ser. Contigo mismo, con el aire y la vida. Con la libertad de ser tú mismo y comprender.
Por tener la libertad de pensar; que no te pueden quitar.
Los sueños, no se pueden encarcelar.