Cada uno se acuesta cada noche con sus mierdas mentales.
Con su saco lleno.
Y también apoya la cabeza, en sus felicidades varias. En las personas que le han enseñado algo o que le han hecho sonreir.
Yo últimamente saco a pasear mi saco, lo abro, recuento y voy tirando. E intento creer mucho en las cosas que me hacen feliz, y las saco a pasear y de vez en cuando creo que debo tirar.
Hay que tener fe en la felicidad, y en lo que damos al mundo.
Y en la mierda que aportamos también...¿por qué no?
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