viernes, 28 de mayo de 2010

frío.

Tristeza.
No es una palabra corriente en mí. lo se.

Es sentir que se derrumba el vaso. Es saber que la conciencia cae a tus pies.
Es ella... que duele.

La tristeza. Enemiga voraz. No te quiero. Nunca te quise. Me caes mal. No le hagas daño.

Puede que sientas una desconcertante estabilidad, que esté enmascarando esto que no percibes. Aunque estemos cerca...te siento lejana.

Descolgué el teléfono. Calor en el ambiente, palabras en mi cabeza que retumban como tambores. Demasiados conceptos, mucha responsabilidad que abordar para este cuerpo. Qué alegría saber de ti. ¿sabes?... sigues siendo importante...tan importante como las hojas del otoño, las sonrisa de los niños o las flores en mi ventana.

Para mí, lo esencial es la felicidad. La felicidad que quiero que brille en tus ojos, la que perdiste con el paso del tiempo. Con la llegada del frío, con la huída de las caricias.
Quiero que seas tú la que me pronpongas de nuevo. La que me saque del cuarto. La que me lea cuentos.

Deja de llorar...


Hoy las puertas parecen (ser) cerradas. No te escondas detrás. Quiero ver tu cara.

VUELVE.

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